Un arco iris luego de una tormenta. Proyecta imaginaciones hacia el final, hasta el horizonte de las posibilidades que se multiplican con cada paso. Sed. Mojado por su recuerdo: el mar dulce, agua salada. Solo él lo siente, lo vive, traslucido de pensamientos, puede ser un poco más ángel-demonio, más todo que el resto. Porque de otra manera no puede seguir viviendo. Es su manera de alimentarse de la realidad, de absorberla hacia sí mismo. Él: el centro del mundo. Su mundo. Centrífugo huracán que lo atormenta. Ya no puede escapar. No puede escapar de su guerra y de su paz. Poseído por sigo mismo. Vuela. Hacia el más allá de las cosas que imagina. Sí, definitivamente, brilla en la oscuridad. Chispea.
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